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Oscar Wilde llegaba tarde por principios, ya que consideraba la puntualidad una pérdida de tiempo. No sabemos si Elizabeth Taylor se adscribió a esta filosofía, pero al parecer siempre hacía esperar a todo el mundo. Como último guiño a los que la conocían, y en un alarde de buen humor, dejó escrito que deseaba llegar tarde a su propio funeral, y así fue. Genial.
En la ceremonia Colin Firth leyó los poemas The Leaden Echo y The Golden Echo, de Gerard Manley Hopkins. Os dejamos un fragmento de The Golden Echo:
"Come then, your ways and airs and looks, locks, maiden gear, gallantry and gaiety and grace,
Winning ways, airs innocent, maiden manners, sweet looks, loose locks, long locks, lovelocks,
gaygear, going gallant, girlgrace—
Resign them, sign them, seal them, send them, motion them with breath,
And with sighs soaring, soaring síghs deliver
Them; beauty-in-the-ghost, deliver it, early now, long before death
Give beauty back, beauty, beauty, beauty, back to God, beauty’s self and beauty’s giver."
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