jueves, 9 de junio de 2011

¿Quién puede matar a un niño?



Año de estreno: 1976.
Producción: Penta Films.
Productor: Julio Parra.
Guión adaptado: Narciso Ibáñez Serrador (bajo el seudónimo "Luís Peñafiel").
Panfleto original: Juan José Plans.
Fotografía: José Luís Alcaine.
Música: Waldo de los Ríos.
Intérpretes: Lewis Fiander (Tom); Prunella Ransome (Eve); Javier de la Cámara, Lourdes de la Cámara, María Druille, Roberto Nauta, José Luís Romero, Marian Salgado, Cristina Torres, Luís Mateos, Adela Blasco, Juan Carlos Romero, Julio Jesús Parra, Carlos Parra, Juan Antonio Balandín, Pedro Balandín (niños de la isla).

La ficticia localidad española de Benavís ve turbado su vacacional ajetreo veraniego por la aparición de un cadáver en sus playas. Esta macabra advertencia no es más que el punto de partida del infierno que les aguarda a Tom y Eve, dos turistas británicos que han elegido España como destino para su descanso prenatal antes de la llegada de su tercer hijo. De Benavís tienen planeado navegar a la también ficticia isla de Almanzora, en la costa mediterránea, un paraje que el marido ya había visitado en su juventud. Sin embargo, la paz y la calma que esperaban encontrar allí ya han sido rotas antes incluso de su llegada: descubren el pueblo casi desierto, a excepción de un puñado de niños que corretean ignorando sus preguntas. Poco a poco, la pareja se da cuenta de qué ha pasado, qué esconden los niños tras sus sonrisas y sus actos...

Más siniestra y cruel que Los pájaros de Hitchcock, de la que es heredera en espíritu, y mucho más audaz que Los chicos del maíz, a la que se le adelantó varios años, ¿Quién puede matar a un niño? es la segunda y última película del que probablemente sea el más eminente maestro español del terror durante el último franquismo y la transición. Y no hacía falta más: con solo dos películas, Narciso Ibáñez Serrador, nuestro querido "Chicho", demostró sobradamente que el cine no era más que otro medio posible de salida para su genio ampliamente probado en el campo de la televisión con programas tan míticos como Historias para no dormir o Mis terrores favoritos, y en esta segunda incursión en el medio tras su soberbia La residencia realiza una obra que abarca todo lo que su predecesora no ofrecía en modernidad, truculencia y angustia. Un proyecto osado para la España de los 70, con actores extranjeros bajo producción y dirección patria y exteriores en sitios tan dispares como Sitges, Menorca, Almuñécar (Granada) y Ciruelos (Toledo) combinados con el rodaje en estudio, que no podría haber estado mas que bajo su batuta para ofrecer un resultado tan excelente. El título perfecto para penetrar en los siniestros recovecos del alma de quien, junto con José Luís Garci y su ¡Qué grande es el cine!, es responsable directo de la cinefilia de las generaciones presentes en nuestro país.

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