Título original: Russian ark.
Año de estreno: 2002.
Productores: Andrey Deryabin, Karsten Stoter y Jens Meuer.
Director: Alexander Sokurov.
Fotografía: Tilman Buettner.
Música: Sergey Yevtushenko.
Guión original: Alexander Sokurov y Anatoly Nikoforov.
Intérpretes principales: Sergei Dreiden (el marqués), Alexander Sokurov (el fantasma).
Un hombre, según él mismo afirma ya difunto, se encuentra pocos instantes después de su muerte vagando por el inmenso museo Hermitage de San Petesburgo. Su único compañero constante en este raro paseo es un misterioso personaje, conocido solo como "el marqués", con el que puede interactuar en todo momento. Avanzando juntos, en cada sala se encontrarán en momentos temporales distintos dentro de los tres siglos de historia del propio museo, antaño Palacio de Invierno de los zares. En algunas salas podrán interactuar con los que allí se encuentren; en otras, serán meros espectros inadvertidos. Sin embargo, la historia y la maravilla les acompañarán en todas ellas.
Rodada en un único plano-secuencia ininterrumpido de 100 minutos, Alexander Sokurov nos invita con esta arriesgada y novedosa propuesta a dar un paseo con él mismo a lo largo de la historia rusa, contando como herramientas para ello con uno de los mayores y más palaciegos museos del mundo, y la posibilidad gracias a un guión que desde su misma premisa de inicio rebosa fantasía y efectismo, de toparnos en este raro periplo con los grandes personajes de dicha historia, como Catalina la Grande o Nicolás II, el último zar del país. Visualmente exquisita, la película se recrea en los espacios lujosísimos del museo y la actuación de sus numerosos extras, ofreciendo un delicado ballet en que el plano baila al compás de la acción, recreando la escala y viajando a voluntad siguiendo los pasos de los dos protagonistas principales, hasta un hermoso y mágico final.
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