viernes, 30 de diciembre de 2011

Fin de emisiones

Y con esto, damos fin a Cinema Paradiso.


Han sido tres años, pero nos hemos dejado infinidad de títulos por tratar. Cosa que, a mi ver, debería ser un mensaje esperanzador: el cine, y el arte en general, no acaban nunca. En nuestro saco de películas posibles hemos dejado de todo, desde clásicos intemporales hasta proyectos que aún están haciéndose un nombre en la historia del medio, y aunque hemos sido todo lo amplios que humanamente se puede a la hora de elegir nuestros títulos, dejamos huérfanas de programa a cintas de todo año, género o nacionalidad. Incluso ha habido filmografías nacionales, como la india, que no hemos llegado a tocar. Y siendo positivos, esto es un mensaje maravilloso, el mensaje de que el cine, su belleza y su maravilla, son infinitos, y tres años no han sido nada para acercarse a ello. El mensaje de que podríamos usar toda una vida en la contemplación del medio al que debemos tantas emociones y reflexiones, y no habríamos malgastado esa existencia.

Es imposible, sin embargo, no sentir una cierta desazón ante el panorama de todo lo que pudo ser y no fue. El consuelo que tanto yo como el resto de personas que a lo largo del tiempo hemos formado el programa tenemos es que en todo momento hemos dado lo mejor de nosotros, con el único propósito de transmitir nuestro amor por el cine. En todo este tiempo lo único que hemos tenido en mente ha sido compartir con vosotros los títulos que nos han calado hondo, que han despertado algo en nuestro interior, luchando contra el absurdo de intentar verbalizar algo que es esencialmente inefable. Hemos hablado de las historias, sus tramas y sus implicaciones; hemos tratado la parte técnica, desvelando los recursos internos de cada película y el lenguaje propio del cine; hemos revisado las idiosincrasias de directores, actores y técnicos; pero ante todo hemos querido proponeros a todos vosotros, semana a semana, experiencias cinematográficas a descubrir o revisitar, ofreciéndoos nuestra compañía para compartir el momento y, todos juntos, avanzar en el camino del conocimiento y la fascinación hacia el objeto de nuestra pasión. Si alguna vez lo hemos conseguido, todo este esfuerzo que hoy acaba está lleno de sentido.

Hayamos logrado o no ese objetivo, está claro que nada de esto pudo haber sido posible sin la participación de todos aquellos que nos hemos puesto delante del micrófono o los controles para realizar el programa. A título personal, quiero dar las gracias y hacer receptores de mi más sincera admiración, a: Dídac Gimeno y Cristina Pareja, auténticos fundadores del proyecto y las personas que más han luchado por hacerlo avanzar y evolucionar; Laia Serna, que con su buen hacer y su altura tanto humana como profesional ha marcado un nuevo estándar de calidad; Jorge Mompó, cuyo apoyo a todos los niveles ha hecho posible no sólo episodios inolvidables, sino que ha propiciado el que hayamos llegado hasta la emisión de hoy; Julio Fontán, que con su genio natural consiguió que el programa saliese de su encorsetado formato habitual y experimentase nuevas formas de llegar a la audiencia; y Carlos Gener, que no sólo compartió en los programas a los que vino nuestro sueño, sino que también nos apoyó desde su propio espacio radiofónico. Gracias, por supuesto, a todos los otros miembros de Ràdio Klara, cuyo apoyo, paciencia y simpatía nos han animado siempre a seguir al pie del cañón y a ofrecer contenidos cada vez mejores. Y gracias también a todas las personas que confiaron en nosotros y nos hicieron el tremendo honor de ofrecernos su tiempo y su talento al aparecer en el programa: directores tanto consumados como noveles, literatos, críticos, profesores, organizadores de eventos y grandes cinéfilos que nos han acompañado y nos han hecho vivir algunos de los mejores momentos de nuestra carrera.

Y cómo no, el mayor de todos los agradecimientos para quienes se hayan interesado por nosotros, para quienes nos hayan seguido, para quienes hayan extraído algo de nuestras reflexiones, y nuestras divagaciones, para quienes hayan disfrutado de una película en nuestra radiofónica compañía, para quienes hayan descubierto nuevos horizontes y para quienes hayan visto confirmada su pasión estética. A todos vosotros, cinéfilos nocturnos: GRACIAS, GRACIAS, MUCHÍSIMAS GRACIAS.

No diré adiós, porque seguro que, si sabeis dónde buscar, encontraréis mi nombre y el de mis compañeros. En otros sitios, en otros formatos, quién sabe si en otros niveles o lenguajes, pero seguiremos dedicándonos de alguna forma a devolver aquello que recibimos del cine, y a compartir nuestros sentimientos por ello.

Siendo así, hasta más ver, cinéfilos nocturnos.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Y el último programa... Cinema Paradiso


Título original: Nuovo Cinema Paradiso.

Año de estreno: 1988.
Compañía productora: Cristaldifilm, Les films Ariane, TFI films, RAI.
Productor: Franco Cristaldi.
Director: Giuseppe Tornatore.
Fotografía: Blasco Giurato.
Música: Ennio Morricone.
Guión original: Guiseppe Tornatore.
Intérpretes principales: Philippe Noiret (Alfredo), Salvatore Cascio (Salvatore, niño), Marco Leonardi (Salvatore, joven), Jacques Perrin (Salvatore, adulto), Antonella Attili (madre de Salvatore, joven), Pupella Maggio (madre de Salvatore, anciana), Leopoldo Trieste (padre Adelfio), Agnese Nano (Elena).

Salvatore, o Toto como lo llaman cariñosamente, un pequeño niño que vive en un pueblo siciliano junto a su hermanita y su madre, en eterna espera del regreso de su padre de la guerra, no siente ningún interés por el colegio o la iglesia: a él le fascina el pequeño cine de la villa, el Cinema Paradiso, que es también el gran pasatiempo y punto de reunión y contacto social de todos sus conciudadanos. Esta fijación por las películas y todo lo que hay detrás de ellas le llevará a trabar amistad con el proyeccionista del cine, Alfredo, al principio contrario a las intromisiones del chico, pero con el tiempo conmovido por su tesón y ternura. Así, Toto comienza a aprender el oficio y, con el paso de los años, se convierte en el reemplazo del propio Alfredo, ciego por un accidente con el proyector. Pero llega el momento en el que el chico, ya todo un joven hecho y derecho, ha de abandonar el pueblo y buscarse la vida en Roma: cuando ya es un hombre maduro, convertido en un prestigioso director de cine, recibe la noticia de la muerte de su maestro y mentor, lo que le llevará a volver al pueblo de su infancia, y a los recuerdos que con él dejó atrás.

Con toda probabilidad el homenaje más potente y sensible al mundo del cine y a todas las filias que conlleva, Cinema Paradiso, la opera prima de su director y a la vez su película más reconocible, es un canto al amor y la belleza intrínsecos al arte, al crecimiento personal y espiritual a través del mismo, y una reivindicación del fenómeno cinematográfico como experiencia total y dadora de sentido. A través de una historia hábilmente urdida sobre una base de nostalgia, nos trasladamos a un pasado no perfecto, pero dulce en su idílica inocencia, donde la vida seguía siendo dura y difícil, pero conservaba algo más de humanidad. Tornatore, abriéndonos su alma y permitiendo que nos adentremos en unas vivencias que, aunque idealizadas, son las suyas, nos trasnsporta a su propio pasado, y comparte el gérmen que le llevó a ser quien hoy es y que explica por qué ama lo que hace. Sincera, emocionante y catártica en su retrato de una época que ya murió pero cuyos ecos aún pueden ser escuchados, esta cinta será siempre un referente para los cinéfilos que quieran autoafirmarse en su pasión.

Con este título, cuyo nombre hemos usurpado (con permiso del propio Tornatore, quien en la entrevista que le hicimos se mostró encantado de dicha adopción) durante los tres años de nuestro periplo radiofónico, queremos despedirnos de todos vosotros, cinéfilos nocturnos. Qué menos que dedicar nuestra última aparición en este medio y bajo este nombre a la película que nos dió una identidad, y a través de cuya referencia obtuvimos intención y objetivos antes incluso de comenzar nuestras emisiones: al igual que el joven Toto en la película, todos nostros, los que a lo largo de este tiempo hemos formado el staff del programa, hemos crecido en el amor al cine, y ha sido ese mismo amor, esa infinita e inagotable fascinación, el motor que nos ha impulsado a compartir nuestras vivencias con vosotros. A recomendar títulos, a sugerir géneros y filmografías, a compartir anécdotas, a maravillarnos con las historias contadas y sus tramas y su implicación, y sobre todo a tratar de acercarnos al cine y al arte con ojos cada vez más informados e inquisitivos. A avanzar y hacer avanzar, en definitiva, en nuestra condición de cinéfilos. Ojalá nos sigáis apoyando y escuchando en este adiós con la misma ilusión que tenemos nosotros por hacerlo algo memorable.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Problemas con la emisión

Hemos tenido unos problemas técnicos con la emisión de nuestro programa de esta noche sobre La tormenta de hielo. Debido a ellos, no hemos podido emitir la última media hora del programa, y por lo cual pedimos mil disculpas a los oyentes: ha sido algo ajeno a nuestra voluntad y sentimos enormemente el percance.

Os esperamos la semana que viene, para nuestro último programa.

martes, 20 de diciembre de 2011

Y el próximo programa... La tormenta de hielo



Título original: The ice storm.

Año de estreno: 1997.
Compañías productoras: Fox searchlight pictures, Good machine productions.
Productores: Ang Lee, Ted Hope, James Shamus.
Director: Ang Lee.
Fotografía: Frederick Elmes.
Música: Mychael Danna.
Guión adaptado: James Schamus.
Panfleto original: Rick Moody.
Intérpretes principales: Kevin Kline (Ben Hood), Joan Allen (Elena Hood), Tobey Maguire (Paul Hood), Christina Ricci (Wendy Hood), Jamey Sheridan (Jim Carver), Sigourney Weaver (Janey Carver), Elijah Wood (Mikey Carver), Adam Hann-Byrd (Sandy Carver), Katie Holmes (Libbets Cassey).

Dos familias acomodadas de clase media-alta, vecinas entre sí, verán sus destinos inextrincablemente unidos por los lazos del deseo, la traición y la tragedia. Mientras Elena intenta buscarse a sí misma y a sus ganas de vivir perdidas en elementos exteriores a su propia familia, su marido Ben mantiene una aventura con su vecina, Janey, que ella cree totalmente sexual, mientras él comienza secretamente a establecer vínculos afectivos. Al mismo tiempo, la hija de ambos, Wendy, utiliza su recién descubierta sensualidad para mantener una relación ambigua con los dos hijos de Janey, Mikey y Sandy, ambos dos chicos apocados y algo raros, intentando los tres iniciarse en el mundo de los adultos en solitario debido al desamparo de sus propios padres. Mientras tanto, dos personas permanecen ajenas a todo esto: Jim, el marido de Janey, casado más con su trabajo que con su esposa; y Paul, el hermano mayor de Wendy, que lucha por conquistar a su interés romántico Libbets en el elitista instituto de Nueva York al que asiste. Poco a poco, los subterfugios con que cada uno de estos personajes se oculta del resto irán cayendo, revelando el podrido interior que subyace bajo la aparente perfección y armonía de sus vidas.

Combinando una sensibilidad estética muy oriental y unos lugares comunes y una psicología de personajes típicamente occidental, Ang Lee consigue con esta película una de esas raras obras en que ambas formas de concebir el arte cinematográfico se dan la mano con total armonía. Convertido en el cineasta chino de más proyección internacional, Lee ha ido combinando la producción cinematográfica en su propio país centrada en los dos grandes temas nacionales, la epopeya histórica y el retrato del oriente moderno, con trabajos para la meca del cine que varían entre el blockbuster más descarado y el filme intimista, terreno en el que ha cosechado sus mayores éxitos. Altamente preocupado por la relación entre sexo y vida, sus historias, decididamente arrománticas, exploran hasta las últimas consecuencias la vasta variedad de sentimientos y traumas que surgen de las relaciones interpersonales a todos los niveles. Calificado a veces como frío y academicista, no se puede negar tampoco que su cine no deja indiferente a nadie.

martes, 13 de diciembre de 2011

Y el próximo programa... El espíritu de la colmena


Título original: El espíritu de la colmena.

Año de estreno: 1973.
Compañía productora: Elías Querejeta P.C.
Productor: Elías Querejeta.
Director: Victor Erice.
Fotografía: Luís Cuadrado.
Música: Luís de Pablo.
Guión original: Ángel Fernández-Santos, Victor Erice.
Intérpretes principales: Ana Torrent (Ana), Isabel Tellería (Isabel), Teresa Gimpera (Teresa), Fernando Fernán Gómez (Fernando).

Hoyuelos, en la meseta castellana, hacia 1940: un pueblo rural y bucólico en que la diversión más popular es la sala de cine. En ella, dos niñas pequeñas quedarán fascinadas por la película El doctor Frankenstein, de James Whale, que estimulará enormemente su imaginación. Con la fantasía de que el monstruo de la película existe, y que es un espíritu benévolo al que pueden convocar, ambas niñas, desconectadas por completo del mundo de los adultos y sus tribulaciones, verán completamente cambiada su visión del mundo.

Delicada, poética y hermosa, El espíritu de la colmena es sin asomo de duda una de las películas más bellas de la filmografía española y universal. Con una concepción sencilla del arte cinematográfico, alejada de todo bizantinismo, la cinta se recrea en la lírica de la imagen pura, maravillándose a sí misma en la plástica de cada plano a la vez que también maravilla al espectador, transformando sus ojos en los de un niño; nuevos, límpidos, libres de toda carga y prejuicio. Una experiencia liberadora y catártica que hace de la sutileza el motor central y final de su mensaje, sugiriendo más que mostrando, haciendo soñar más que proclamando cualquier tipo de mensaje. Con una hábil simbología que conforma un universo referencial íntimo en que objetividad y magia se funden en una sóla cosa, y ante todo, un canto de amor eterno al cine, al arte y a todo su universo, Victor Erice rubrica gloriosamente el título más representativo de su tristemente escasa filmografía, uno de los exponentes de nuestra filmografía nacional más queridos dentro y fuera de nuestras fronteras. Una obra que ha sido, es y será el deleite de todo cinéfilo que se acerque a ella.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Y el próximo programa... El Topo


Título original: El Topo.

Año de estreno: 1970.
Compañía productora: Dirección general de cinematografía de México, Producciones Panic.
Productores: Roberto Viskin, Moishe Rosemberg, Saúl Rosemberg, Juan López Moctezuma.
Director: Alejandro Jodorowsky.
Fotografía: Rafael Corkidi.
Música: Alejandro Jodorowsky, Nacho Méndez.
Guión original: Alejandro Jodorowsky.
Intérpretes principales: Alejandro Jodorowsky (el pistolero, el Topo), Brontis Jodorowsky (hijo del pistolero, pequeño), Robert John (hijo del pistolero, mayor), María Lorenzio (la mujer, Mara), Paula Romo (la desconocida), Jacqueline Luis (la mujercita), Héctor Martínez "el borrado" (primer maestro del revólver), Juan José Gurrola (segundo maestro del revólver), Víctor Fosado (tercer maestro del revólver), Agustín Isunza (cuarto maestro del revólver).

Por el desierto vaga un pistolero, sólo acompañado por su hijo de siete años. Se dedica a impartir su propia ley, buscando un conocimiento cada vez más profundo de su revólver, del mundo y de sí mismo. Tras liberar una pequeña misión franciscana de unos bandidos que la tiranizaban, abandona allí a su hijo y sigue su camino acompañado de una mujer que acaba de conocer, y a la cual enseña todas sus revelaciones. Esta mujer le insta a que mire más allá de sí mismo y se convierta en el mejor pistolero de la Tierra, venciendo a los cuatro maestros del revólver que vivien en el desierto. Sin embargo, los maestros poseen sabiduría y habilidades que van más allá del alcance del pistolero, con lo que tiene que recurrir a tretas y trampas para salir victorioso; aún con esos métodos, es finalmente derrotado, y la mujer que lo acompañaba lo abandona moribundo en el camino. Es salvado por un grupo de hombres, deformes por el contínuo incesto, que viven recluídos en una galería de cavernas debido al ostracismo que sufren por parte de los habitantes de un pueblo cercano, falsamente puritanos y religiosos. Es en este momento cuando el pistolero se convierte en el Topo, encargado de mendigar en la ciudad cercana para obtener el dinero suficiente y excavar un túnel que conecte las cuevas con la población, tarea en la que le ayuda una enana de las grutas. Allí se encontrará con su hijo abandonado, ya un hombre, que a pesar de vestir los hábitos de monje se ha convertido con el paso de los años en una nueva versión de lo que él fue en su pasado.

Tremendamente singular, casi podría decirse que única en su género, El topo es un western extraño y sugerente... si es que realmente podemos afirmar que entre dentro de alguno de los géneros conocidos. Obra definitiva en el terreno de lo cinematográfico de una de las mentes más peculiares aún vivas, la de Alejandro Jodorowsky, plasma en la gran pantalla todas las inquietudes a las que ha dedicado cada una de sus facetas de artista: no sólo como director de cine, sino como escritor, filósofo, dramaturgo, compositor, actor, guionista de cómic, humanista, arcanista y psicomago. Con una honda carga metafórica muy enraizada en el surrealismo, el dadaísmo y otras corrientes de "arte y ensayo", la cinta se erige en un mapa cifrado de la realidad misma y las esferas ajenas a ella, donde mediante el acto y la lírica de la imagen pura hecha significado y no significante, se escenifican todas las recompensas y pesares de la vida, tanto terrenal como espiritualmente. Tan críptica como deslumbrante, los espectadores encontrarán en El topo una cinta a revisitar infinitas veces, siempre cargada de sentido y tan hermosa de ver y pensar que sin duda entrará a formar parte inmediatamente de su lista de indispensables.
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