Título original:
The piano.
Año de estreno:
1993.
Productor:
Jan Chapman.Compañia productora:
The Australian Film Commission, CiBy 2000, Jan Chapman Productions.
Directora:
Jane Campion.
Fotografía:
Stuart Dryburgh.
Música:
Michael Nyman.
Guión:
Jane Campion.
Intérpretes principales:
Holly Hunter (Ada McGrath), Harvey Keitel (George Baines), Sam Neill (Alisdair Stewart), Anna Paquin (Flora McGrath .
Ada McGrath es, desde luego, una mujer que no deja de sorprender al encorsetado ambiente victoriano que la rodea. Su mudez presumiblemente autoimpuesta, y su hija fruto de una relación que se niega obcecadamente a identificar, parecen marcarla de por vida como una paria para el resto de gentes temerosas de Dios. Su único amigo, válvula de escape y confesor todo en uno es su piano, que toca con denostada pericia y que le permite, en cierta manera expresar sus opiniones y sentimientos al exterior, sin embargo y contra todo pronóstico, un hombre se interesa por ella: un rico terrateniente con amplias posesiones en Nueva Zelanda, que le impone un farragoso viaje hasta la isla para poder desposarla. Al llegar y pese a la furia de su mujer, dejará abandonado el piano en la playa donde desembarca, de la que será rescatado por el socio de su nuevo marido, un hombre muy en contacto con la cultura aborigen. Al enterarse de esto ella querrá recuperar el instrumento a toda costa, llegando a ceder al chantaje que se le impone. Las consecuencias de esta decisión serán sorprendentes para todas las partes implicadas.
La respuesta perfecta para quien se atreva a afirmar que ya está todo dicho del terreno del cine romántico,
El piano hila poco a poco con las hebras más finas posibles, un complejo tapiz de sensibilidades donde no hay lugar para tópicos.
Jane Campion guía con intuición envidiable una historia atmosférica que casi obliga al espectador a empatizar con todos y cada uno de los personajes que la pueblan, mientras se dedica a regodearse en la emoción, en la sensación; en dibujar en definitiva, un mapa de la psique femenina y el fenómeno del amor de una fuerza y sinceridad tales que nadie escapa a su hechizo. Ayudándose en la divina batuta del maestro
Nyman, solo uno de los paisajes que
Campion tan sabiamente distribuye a lo largo de su film ya bastan para reducir a la nada a muchos de los apasionados (y tan forzados) besos a los que nos tiene acostumbrados este género en particular. Hermosa, triste y catártica como solo pueden serlo los auténticos romances,
El piano es sin duda la recomendación más acertada para quien busque qué sentido puede tener en esta vida algo tan curioso como el amor.
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